martes, 27 de junio de 2017

(en) una noche de verano

Una vez (en) una noche de verano llovieron tantas estrellas que la sombrilla jugó a ser paraguas y tu playa, (el) cielo. Acabábamos de ver cómo el último avión (llegado) desde el continente aterrizaba (en sus alas) las primeras luces sobre la ciudad. Y tú, con tu cámara siempre a mano por nada, para todo: fotografía del atardecer, de aquellos dos hangares, de nosotros juntos y tras la pista del aeropuerto mientras detrás se nos cae el sol (casi) encima. Ahora es una foto de mí, de espaldas, caminando (contigo) hacia la playa. Allí, extenderemos la toalla (amarilla), nos sentaremos y descorcharemos esta y otra (y también otra) cerveza. Porque querrás brindar con cada (penúltima) estrella fugaz, centelleante, casi invisible una vez, (en) una noche de verano.

domingo, 18 de junio de 2017

She (con permiso de Elvis Costello)


Tras tanto, tu dirías “tantísimo”, la primera noche que volví a soñar con ella pensé en nosotros, en las casualidades, en nada y en que todo pasa, en que al final siempre se pasa. Pero con la segunda y después de la tercera noche seguida me fue muy difícil creer. Y, a la cuarta, dejé el cuarto. Hasta que, irremediable, la pesadilla de un mes entero soñándola me derivó al médico, que en realidad era ella, disfrazada. Enseguida reconocí su voz, esa forma tan suya de decir “lo siento”. Aunque hice caso y tomé toda la caja de pastillas color sus ojos. Así empecé a verla también de día: en las calles, detrás de los escaparates, ahora subida en este vagón, esperándome debajo de cada vaso y de madrugada oigo su risa, inalcanzable al otro lado de la almohada. Incluso ha vuelto a llamarme por teléfono. Tan como antes, tan ella, tú dirás “tantísimo”, que no sueño.